Existieron varios tipos de mosaicos romanos, entre ellos los más comunes fueron:
- opus tesselatum
- opus signinum
- opus sectile
- opus vermiculatum
Preparativos para hacer un mosaico:
Primero se preparaba un suelo liso por
parte de albañiles (caementarius). Se colocaban 3 capas (de abajo arriba)
llamadas respectivamente statumen, rudus y nucleus. La primera capa era de
cantos rodados , seguido de pequeñas piedras y terminado por restos de conchas
y polvo de ladrillo y tejas. Seguidamente se dibujaba el motivo. Posteriormente
se empezaba a preparar las teselas, para ir colocándolas. Ultimado el mosaico,
había que pasar una fina capa de mortero para rellenar los huecos entre
teselas. Finalmente se pulía la obra con arena y polvo de mármol. Esto se
repetía con cierta frecuencia para el mantenimiento y brillo del mosaico.
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La foto es de un mosaico procedente de Pompeya, y expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN).