Fotos de vestigios de la Antigua Roma, tomadas en distintos lugares (ciudades, yacimientos arqueológicos, museos, etc.). También información sobre lo que se viene publicando al respecto.

domingo, 23 de abril de 2023

“La comida que quiso ser cena”

Extraigo una parte de un artículo publicado en el suplemento “Garum” del periódico “La Verdad” del día 24/04/23. En él, la periodista Ana Vega Pérez de Arlucea hace alusión al origen romano de la cena:

 

“…A ustedes esto les sonará a chino porque en España asumimos que las comidas se categorizan según su horario y no por importancia. Para nosotros una cena puede ser así o asá, más ligera o más contundente, pero es una cena porque se hace de noche y punto. No siempre fue así. De hecho en la mayoría de idiomas lo que prima para designar un condumio no es la hora, sino si es principal o secundario.

Nuestra cena desciende directamente de la cena romana, que se efectuaba al final del día pero que era la más consistente y la única verdaderamente elaborada, ya que el ientaculum y  el prandium  previos solían ser, además de apresurados, fríos. En vez de con la preeminencia de la cena sobre las demás comidas, en España nos quedamos con su horario, y así en 1611, Sebastián de Covarrubias decía que la cena “conforme al uso común que ahora corre, es el pasto y comida de la noche, que entre la gente que anda en la labor del campo t entre cazadores, arrieros y caminantes suele ser la principal”.

En 1739 la RAE añadía que, aunque en la antigüedad fuera la cena la comida principal, “hoy se ha quedado esta,  que es al mediodía, con el nombre de comida, y llamamos cena a la nocturna”. La clase media comía fuerte a las dos de la tarde y cenaba ligeramente por la noche, pero eso comenzó a cambiar con la llegada de las modas francesas. (…)

La ingesta principal, lo que siempre había sido la comida con su cocido y sus vuelcos se retrasó hasta hacer irrelevante u ocupar el lugar de la cena. Llegó un momento en que sólo cenaban los pobres, los campesinos o los poco refinados; los demás podían permitirse, almuerzos y meriendas mediante, aplazar la pitanza contundente y comer cuando caía el sol. Los menús de los banquetes nocturnos hablaban de “diner” o comida, no de cena. Se acuñó incluso un término tan absurdo como “segunda comida” para lo que de toda la vida había sido cena. Afortunadamente, las modas pasan y, a principios del siglo XX, la cena reconquistó su sitio y el nombre que los romanos nos legaron”