Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
Artículo publicado en “theconversation.com”
el 23 noviembre 2022.
“En el Imperio Romano el elevado grado de
alfabetización permitió desarrollar un particular medio de comunicación de
masas: las inscripciones. Todos los aspectos de la vida (política, religión,
sociedad y economía) se reflejaban en ellas y gran parte de la autoridad
alcanzada por Roma en todos los rincones del Imperio se debió a su uso como
estrategia de comunicación y propagandística. Las inscripciones se convirtieron
en símbolo del poder y la grandeza de Roma y en parte esencial de su identidad
cultural.
Museo Arqueológico de Alcalá de Henares
La escritura como estrategia de comunicación
política y difusión de las decisiones tomadas por los gobernantes toma forma en
las inscripciones en bronce. Tablas con textos jurídicos y legislativos
grabados en este material comenzaron a llenar las paredes de los espacios
públicos más prestigiosos de las ciudades. El interés de las autoridades por la
mayor difusión de estos epígrafes se refleja en uno de los fragmentos de bronce
de la llamada LexIrnitana (Ley del Municipio Flavio Irnitano) del siglo I,
hallada cerca de Sevilla:
El dunviro (miembro del gobierno local) que en este municipio
presida la jurisdicción haga que esta ley, en la primera oportunidad, sea
grabada en bronce y fijada en el lugar más concurrido del municipio, de tal
manera que pueda ser leída correctamente desde el nivel del suelo.(Lex.Irn. 95)
Balneario de Archena (Murcia)
En Roma, la capital del imperio, muchas de
estas tablas de bronce se exhibían en las paredes del Capitolio, lugar de
máximo prestigio y templo principal de la ciudad. Podemos imaginar lo
impactante que debía ser ver estos bronces brillando al sol en los muros del
monumental edificio. Era tal el valor que estas inscripciones adquirieron que
el emperador Vespasiano, tras el incendio que tuvo lugar en el Capitolio,
ordenó volver a grabar las tres mil tablas de bronce que habían ardido, según cuenta Suetonio (escritor
del siglo I).Museo Arqueológico Municipal de Cartagena (Murcia)
Evidentemente, la estrategia de comunicación
que parecía resultar fructífera en la propia capital se utilizó también para
facilitar la introducción del poder romano en los territorios conquistados. El
llamado “Bronce de Novallas”,
hallado cerca de Zaragoza y datado en el siglo I a.e.c., es uno de los muchos
testimonios de estos textos en bronce que encontramos en Hispania. Estos
hallazgos nos muestran cómo las poblaciones locales,
en este caso los celtíberos, asimilaron esta costumbre romana de grabar en
bronce las disposiciones oficiales y exponerlas en público.
Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
Al tiempo que las plazas públicas de las
ciudades llenaban sus muros de inscripciones en bronce, símbolos del poder
político y legislativo romano, las familias más prestigiosas financiaron la
erección en estos espacios de monumentos para afianzar su poder social y
económico: consistían en pedestales de estatuas de mármol o bronce con
epígrafes que proclamaban los honores alcanzados por los homenajeados y que les
hacían dignos de un espacio de prestigio como era el foro. El emperador
o miembros de la familia imperial podían ser también destinatarios de dicho
honor, otra forma de propaganda política que se extendió por todos los rincones
del imperio.Museo Arqueológico de Lisboa
Aquellos que no podían costearse estos
monumentos en los espacios públicos recurrieron a los epitafios funerarios para
lograr una cierta visibilidad, aunque fuera en espacios subalternos como las necrópolis. Estas
se llenaron de inscripciones, unas breves, solo con el nombre del difunto y su
edad de defunción, y otras con prolijos poemas. Todas
estas instaban a los viandantes a pararse a leer al menos el nombre de la
persona allí enterrada.Miliario expuesto en el Museo Arqueológico de Lorca (Murcia)
Estos textos grabados sobre la piedra son un
reflejo del deseo de dejar constancia pública y duradera de la propia fama, o
simplemente de la existencia. La cultura romana no creía en la vida después de
la muerte. Por lo tanto la realización de estas inscripciones sobre materiales
resistentes que perduraran era una estrategia para superar el olvido.Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
Pero, además, el “Bronce de Novallas” tiene una característica particular, ya que está escrito en alfabeto latino pero utilizando
la lengua celtibérica y algún préstamo del latín. Esto evidencia la penetración
de la lengua y escritura latinas en la vida diaria de estas poblaciones. La
difusión del latín fue tal que en época imperial desaparecieron la mayoría de
las lenguas locales previas a la llegada de los romanos.Museo Arqueológico de Cádiz
Estos textos iban dirigidos a la colectividad,
por lo que es inconcebible que se realizaran sin contar con una comunidad
lectora que los recibiera. La pérdida de la gran mayoría de testimonios de la
cultura escrita, sobre todo la relativa a la vida cotidiana de las gentes
comunes, dificulta establecer porcentajes de alfabetización.
Museo del Teatro Romano de Cartagena (Murcia)
La documentación conservada hace difícil poder
dar una cifra estimada. Pero lo que nos ha llegado nos habla de la escritura como pieza clave y habitual no solo para la administración y la política romana,
sino para la mayoría de los ámbitos de la vida cotidiana. La capacidad de leer
y escribir, aunque fuera una destreza minoritaria, parece haber alcanzado una
gran difusión en aquella época, seguramente no superada hasta la llegada de los
tiempos modernos, del siglo XV en adelante.Reproducción de la inscripción en el Tolmo de Minateda (Hellín)
La capacidad de expansión y perdurabilidad del
Imperio romano hubiera sido imposible sin la escritura que, más allá de
sostener las actividades militares, económicas y administrativas, empleada
sobre soportes monumentales de piedra y metal servía como conmemoración para la
posteridad.
Museo Arqueológico de Alicante (MARQ)
Es cierto que al final de la Antigüedad el
retórico Ausonio desconfiaba
de las inscripciones como instrumentos de memoria duraderos: “¿Debemos
sorprendernos de que los hombres hayan perecido? Sus monumentos se desmoronan,
y la muerte afecta a las piedras y a los nombres inscritos en ellas” (Ausonio, Epitaphia,
32).
Sin embargo los centenares de miles de
inscripciones monumentales latinas que conservamos de época romana, una cifra
sin parangón en la mayoría de las demás civilizaciones urbanas, certifican que
el objetivo quedó en gran parte conseguido.”
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En vez de poner las fotos del artículo, he optado por poner fotos mías.
Como siempre puedes ampliar las fotos simplemente pinchándola.