En mi primera (y única, por ahora) visita a Roma no tuve
tiempo para ver todas las cosas que me hubieran gustado ver, a pesar de haber
estado una semana. Conforme voy leyendo sobre la historia de Roma voy
descubriendo cosas para ver, fuera del circuito turístico.
Entre otras cosas, no presté atención a los obeliscos que
hay en la ciudad. Parece ser que hay 13,
aunque sólo 8 fueron traídos de Egipto por diferentes emperadores. Los demás
son elementos fabricados en Roma por encargo.
Dado mi especial interés en todo lo relacionado con Roma,
puede sorprender este post dedicado a un elemento “no romano”. Esto es debido a
una información de la COPE que leí hace un par de años. (https://www.cope.es/actualidad/cultura/noticias/curiosa-historia-del-obelisco-plaza-vaticana-san-pedro-20190910_494113#:~:text=El%20obelisco%20fue%20recolocado%20el,por%20el%20Papa%20Sixto%20V&text=Tal%20d%C3%ADa%20como%20hoy%2C%20un,metros%20y%20medio%20de%20altura.
Se trata del obelisco situado en
pleno centro de la Plaza San Pedro, en el Vaticano. La verdad es que después de
una agotadora visita a los museos vaticanos y a San Pedro, no le presté
atención.
Resulta que este obelisco fue traído a Roma por el emperador
Calígula. El artículo informaba que el Papa Sixto V, en 1586, decidió trasladar
dicho obelisco de su emplazamiento original, en Roma, hasta la plaza San Pedro,
donde se puede ver en la actualidad. El Papa hizo el encargo al arquitecto
Domenico Fontana. El traslado de la mole de 300 toneladas y algo más de 25
metros de largo tardó un año en realizarse. Para ello se necesitaron “900
hombres y 75 caballos, innumerables poleas y centenares de metros de cuerda”.
Aparentemente aquello fue considerado una obra colosal.
Ahora viene lo que más me ha llamado la atención. Si nos
trasladamos al año 40 d.C., cuando Calígula decidió traerse el obelisco a Roma (es
decir ¡1546 años antes!), tenemos que imaginar lo que costaría transportar el
obelisco, con los conocimientos y tecnología de aquella época. Según un
artículo de National Geographic del 8 de noviembre de 2020 (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/transporte-obeliscos-egipto-hasta-roma-y-mas-alla_15803), lo
operación habría sido la siguiente:
“(…) se bajaba el monumento hasta
un trineo especialmente diseñado, con ayuda de poleas y un armazón de madera
para evitar su rotura. El siguiente paso era la excavación de una trinchera al
lado del Nilo, en la que se construía la barcaza de transporte. (…) Llegada la
crecida del Nilo, la trinchera se convertía en un canal, con lo que la barcaza
flotaba, y se remolcaba río abajo hasta Alejandría mediante pequeñas
embarcaciones. Ya en la costa el obelisco era trasladado a una nave de
transporte de mayor envergadura y calado. A su llegada a Ostia, el obelisco era
reembarcado en una segunda barcaza fluvial, tirada por yuntas de bueyes Tíber
arriba. Al llegar a Roma sería descargado y transportado hasta su lugar de
destino mediante un trineo, para finalmente ser
arrastrado por un conjunto de grúas sobre una rampa de tierra hasta descender
su base al pequeño pozo donde encajaba.”
Debido a la envergadura del
obelisco se tuvo que construir un barco especial para su transporte hasta Roma.
Si el desplazamiento
del obelisco en la misma Roma, en 1586 ya fue un trabajo de un año. ¿Cómo sería
en el año 40 d.C. llevar el obelisco desde Egipto, hasta Roma?
Es absolutamente asombroso.
Una particularidad de este obelisco es que es liso,
es decir no tiene ninguna inscripción o jeroglófico. Según unas
investigaciones, se ha comprobado que fue mandado construir en Heliópolis por
Amenemhet II. Así pues este obelisco tendría más 4.000 años.
En mi próximo viaje a Roma, sin duda, será uno de
los monumentos que iré a ver.
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