Artículo publicado en el periódico "El Español" el 31 de agosto de 2023.
"A pesar de su reputación, de su fama entre los romanos, el historial de este deportista no quedó consignado por ninguna de las fuentes clásicas. A Cayo Apuleyo Diocles, el auriga más exitoso de la Antigua Roma, con más de un millar de triunfos, lo conocemos gracias a un hallazgo casual: una extensa inscripción honorífica encontrada cerca del Vaticano, donde se levantaba el circo de Calígula y Nerón.
Diocles, un
hispano nacido en la provincia de Lusitania en el año 104, se convirtió en el gran ídolo de masas de la Antigua Roma como auriga y
llegó a embolsarse la cantidad de casi 36 millones de sestercios, lo que hoy equivaldría a casi 12.700 millones de euros.
Diocles destacó por su longevidad en la
profesión y por su habilidad para mantenerse a salvo en un deporte tan peligroso. A lo largo de su carrera,
acumuló una impresionante cantidad de logros, lo que le permitió ganar bastante
dinero. Entre ellos destacan sus 1.462 victorias en 4.257 carreras en las que también consiguió 1.438 segundas plazas. La mayoría en cuadrigas, pero también en carros con tiros de hasta siete caballos. Además, su popularidad no solo se limitaba a la Urbs, su fama se extendió por todo todos los territorios
imperiales.
De hecho, también llegó a ganar carreras saliendo en última posición y remontando, algo que hacía deliberadamente en aras del
espectáculo, según algunos relatos. Todo esto le hizo pasar a la posteridad por
sus habilidades, entre ellas ganar
dos veces en el mismo día.
Su primera gran victoria fue a los 18 años en Ilerda (Lleida), o al menos, la primera
documentada. Ahí fue cuando comenzó su carrera profesional. A partir de
entonces, viajó a Roma y se sumó al equipo
Blanco, formado por los aurigas y
jinetes de estrato social más bajo, generalmente procedente de las milicias,
pero que rivalizaba con diferentes equipos divididos por colores de sus monturas: Blancos, Rojos, Azules y
Verdes, tanto en el Circo de Nerón como en el Circo
Máximo. Convertido
en la joven promesa del momento, fichó por los verdes en el año 128 y,
finalmente, acabó corriendo para los rojos desde 131 hasta su retirada, después
de 24 años de trayectoria como el auriga más grande de todos los tiempos.
Tras alejarse de la competición se
estableció en Praenestre, actual Palestrina, muy cerca de Roma. Sin embargo, por desgracia para
él, no pudo disfrutar de su fortuna más que dos años, puesto que falleció en el año 146.
En su honor se erigió una lápida en el Circo de Nerón (actual Vaticano), que resumía su carrera deportiva. Pese a que la piedra
original se perdió, quedan copias del texto, que son las que han permitido conocer con exactitud sus logros.
Además, en su ciudad natal, Lamecum, se erigió una estatua en su honor.
En la Antigua Roma, las
carreras de cuadrigas eran eventos extremadamente populares y emocionantes. Se
celebraban en hipódromos como el famoso Circo
Máximo, donde miles de
espectadores se congregaban para presenciar las competencias. Entonces, existían cuatro grandes equipos -factiones- que presentaban una gran
rivalidad entre ellos. La factio russata -roja-
simbolizaba el verano; la albata -blanca- el invierno; la veneta -azul- el otoño y la prasina -verde- la primavera.
Los aurigas eran los conductores de las cuadrigas, que
eran carros tirados por cuatro caballos. Las carreras eran extremadamente peligrosas, y los
estos tenían que demostrar habilidades excepcionales en la conducción para sortear las curvas
cerradas y evitar choques. No obstante, estos riesgos tenían una
contrapartida: las grandes cantidades de dinero que estaban en juego.”
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