Las naves de combate romanas se componían de birreme,
trirreme, quatrirreme y quinquerreme, distinguiéndose unas de otras por el
número de remos o juego de remos a ambos
lados del barco. Los desplazamientos se hacían principalmente con la vela. Para
el combate se arriaba la vela y el mástil y las maniobras se hacían a remo. El
buque más importante era en quinquerreme que contaba con unos 270 remeros y 120
soldados de marina.
Al quedar clavado en el barco enemigo, éste no se podía desenganchar. Los soldados colocaban los escudos a ambos lados de la pasarela para protegerse de flechas y piedras y rápidamente pasar al abordaje, y para entablar el combate cuerpo a cuerpo.
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