Fotos de vestigios de la Antigua Roma, tomadas en distintos lugares (ciudades, yacimientos arqueológicos, museos, etc.). También información sobre lo que se viene publicando al respecto.
domingo, 20 de diciembre de 2020
Lucernas romanas (2)
Una magnífica lucerna romana de bronce. Representa la cabeza de un jabalí. Fue hallada en Lorca (Murcia). Está expuesta en el Museo Arqueológico de Murcia.
domingo, 13 de diciembre de 2020
Top ten de S.P.Q.R.
Estamos llegando a fin de año y he querido hacer un
pequeño resumen de los posts más visitados a lo larga de 2020.
- 1)
“El odómetro romano”: post publicado el 26 de febrero con 160 visitas
- 2)
"Los secretos de las ánforas": post publicado el 12 de diciembre con
125 visitas
“
3)"Miliarios (4) – Descubierto miliario en Campoamor”: post
publicado el 7 de mayo con 119 visitas
-
4) “Métodos de transporte romanos (2): publicado el
23 de marzo con 112 visitas
-
5) “Letrinas
romanas”: publicado el 10 de mayo con 110 visitas
- 6)
“Las ánforas romanas”: publicado el 20 de abril con 90 visitas
- 7)
“Métodos de transporte romanos (1)”: publicado el 3 de febrero con 85 visitas
. 8)“Arqueólogos
identifican 66 campamentos romanos”: publicado el 6 de diciembre con 76 visitas
- 9)
“Tubería de plomo romana” publicado el 13 de marzo con 67 visitas
- 10)
“Hallan los restos de un molino hidráulico cerca del río Argos (Caravaca de la
Cruz”: publicado el 8 de noviembre con 63 visitas
BONA ET FELICIA SATURNALIA
sábado, 12 de diciembre de 2020
Los secretos de las ánforas
Ánforas del Museo Arqueológico de San Pedro del Pinatar
Artículo de María José
Moreno, publicado el 8 de diciembre 2020 en el suplemento “Ababol” del
periódico “La Verdad”. Gracias a mi amigo Joaquín Salmerón por señalármelo.
Alejandro Quevedo es
investigador en Arqueología del Sistema Español de Ciencia, Tecnología e
Innovación en la Universidad de Murcia y ha desarrollado una investigación
pionera en Estados Unidos gracias a una estancia del Programa Regional de
Movilidad, Colaboración e Intercambio de Conocimiento 'Jiménez de la Espada' de
la Fundación Séneca.
«Gracias a la intensa actividad de campo que
he podido desarrollar en el extranjero en los últimos años mi percepción es que
la ausencia de esas piezas en las publicaciones de los países de nuestro
entorno no es real, sino que responde a un problema de identificación», expone.
El investigador ha llevado a cabo el proyecto 'Nuevas metodologías
para el estudio la economía del Sureste en época romana. Ánforas:
caracterización tipológico-arqueométrica y análisis orgánico de contenidos' en
el 'Berkeley Roman Material Culture Laboratory', perteneciente a la Universidad
de Berkeley, California; uno de los centros de investigación más prestigiosos a
nivel internacional. En la actualidad ocupa el quinto lugar en el ranking de
Shangái, está considerada como la primera universidad pública de Estados Unidos
y entre sus egresados se cuentan más de un centenar de premios Nobel de distintas
disciplinas científicas.
«Mi investigación –explica– se centra en el estudio de las ánforas producidas en el litoral de la Región de Murcia en los últimos siglos del Imperio Romano. En la Antigüedad, los excedentes del campo y los derivados de la pesca se distribuían en ánforas, envases cerámicos destinados al transporte marítimo. Su preservación en el registro arqueológico las convierte en una fuente de información excepcional para comprender las dinámicas productivas y comerciales de época romana. Se trata de un estudio de corte pluridisciplinar en el que trabajo junto a especialistas en otras materias, ya sea para caracterizar la arcilla de los recipientes (arqueometría) como para analizar los restos de contenido (química, arqueozoología)».
El objetivo de este trabajo es renovar la visión que existe sobre
las dinámicas comerciales de la Hispania romana mediante la identificación y
caracterización de las producciones anfóricas del Sureste peninsular.
Comprender qué exportaba nuestro territorio y qué impacto tuvo esta actividad a
escala imperial en el sistema económico. Uno de los principales interrogantes a
los que la investigación de Quevedo pretende dar respuesta es el problema de la
difusión de estos recipientes, considerada tradicionalmente escasa y limitada a
un ámbito meramente regional.
«Gracias a una investigación coral junto a otros especialistas y utilizando datos estratigráficos inéditos he podido demostrar, entre otras cuestiones, que las ánforas producidas en el territorio que ocupa actualmente la Región de Murcia se distribuyeron ampliamente por el Mediterráneo occidental, en puntos tan dispares como la Galia o Túnez. Además, estamos empezando a matizar qué tipo de alimentos se comercializaron. En Águilas, por ejemplo, gracias al análisis de paleocontenidos ahora sabemos que en época tardía se fabricaban salsas de pescado compuestas mayoritariamente por sardinas (Sardinella pilchardus), aunque también explotaban otras especies con escaso valor comercial hoy día como la boga (Boops boops), la salpa (Sarpa salpa) y la chucla (Spicara maena)», asegura.
Los resultados van a permitir rebatir un viejo paradigma
historiográfico o, dicho de otro modo, gracias a ellos, se va a poder observar
y reinterpretar nuestra Historia bajo un nuevo enfoque. Según Alejandro
Quevedo, «el inesperado impacto y difusión de las mencionadas ánforas, de
próxima publicación en el 'American Journal of Archaeology', abre un horizonte
en el que es necesario profundizar mediante un proyecto, inserto en la línea de
Ciencia en la Arqueología que promueve el grupo de investigación iArqUm, que
intenta responder a preguntas como quiénes eran los actores que participaban de
estas transacciones y cómo se articulaban los intercambios con las distintas
provincias. De especial importancia es el estudio de las estrechas relaciones
con el norte de África, mercado predilecto de nuestras costas entre época
púnica y bizantina».
La importancia de este trabajo radica en tres aspectos principales: por un lado, la investigación ayuda a comprender cómo se organizó el territorio en los últimos siglos del Imperio Romano y cuáles eran las principales actividades de las que vivían nuestros antepasados. En segundo lugar, completa un vacío de conocimiento para el Sureste peninsular sobre la base de una documentación inédita y apenas utilizada hasta la fecha: la cerámica. Y por último, es una aportación que trasciende mucho más allá del ámbito local.
En palabras del investigador de la UMU: «Por poner un ejemplo,
identificar y cuantificar ánforas producidas en Mazarrón en contextos de Roma
ayuda a los colegas italianos a comprender mejor el consumo de alimentos en la
capital pero, al mismo tiempo, la datación de sus excavaciones nos permite saber
con mayor exactitud en qué época se encontraban activos nuestros centros. Es un
análisis bidireccional que repercute y modifica positivamente tanto los
trabajos de nuestros colegas en el extranjero como los nuestros propios».
La estancia en Berkeley ha permitido a Quevedo diseñar y
desarrollar otros proyectos que co-dirije actualmente como el de la excavación
de la isla del Fraile (Águilas), un yacimiento excepcional para la historia
económica del Sureste, o el estudio del litoral de Tipasa, una ciudad romana de
Argelia declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además, ha podido
profundizar en el análisis de otros aspectos vinculados con el comercio
anfórico, como el uso de unas singulares etiquetas de plomo decoradas que se
colocaban en las asas, recientemente publicado en el 'International Journal of
Nautical Archaeology'.”
viernes, 11 de diciembre de 2020
Lucernas romanas
Las lucernas son unos de los elementos más numeroso que se descubren en las excavaciones arqueológicas romanas. Este sistema de alumbramiento existía ya antes de la época romana, pero fue en aquella época en la que se hizo un producción enorme y su uso fue generalizado en todos los territorios del Imperio Romano.
Su utilización era muy sencilla y permitía tener luz;
gracias a sus asas (algunas no tenían) se podía utilizar de una habitación a
otra. Parece ser que también se utilizaban en la representación de obras de
teatro.
Existían grandes variedades, desde las más sencillas hasta
las más adornadas. La parte redonda y cóncava, con un agujero en medio servía
para llenarla de aceite de oliva. Esta era la parte más adornada. El “rostrum”
era la protuberancia donde estaba la mecha que se encendía.
Estas son fotos de algunas lucernas que podido ver en
distintos museos.
Provienen del Portus Illicitanus, actual Santa Pola (Alicante)
Datados del Siglo I.
domingo, 6 de diciembre de 2020
Arqueólogos identifican hasta 66 campamentos militares romanos en Castilla y León
Artículo de la Agencia EFE, publicado en el periódico “República de las ideas” el 4 de diciembre 2020.
“Un
grupo de arqueólogos ha identificado hasta 61 campamentos militares romanos
desconocidos, principalmente localizados en la provincia de León, pero también
en el norte de Burgos y Palencia.
Este hallazgo, con la ayuda de fotografías aéreas tomadas desde drones y
satélites, no sólo añade nuevos restos arqueológicos al catálogo, sino que
profundiza en el conocimiento del avance y la conquista en la Hispania Romana,
principalmente en el noroeste de la Península, han informado este viernes
fuentes de la investigación.
Los yacimientos encontrados son
campamentos de tipo temporal, fruto
de avances en terreno considerado hostil o en lugares donde se realizaban
maniobras de despliegue táctico, y se
corresponden con la última fase de la conquista romana de la Península, a
finales del siglo I antes de Cristo.
Sus dimensiones oscilan entre los apenas centenares de metros hasta otros
recintos con una superficie aproximada de quince hectáreas.
La principal concentración se encuentra
en la provincia de León (41), distribuidos en diferentes valles, a los que se añaden otras
localizaciones (25) en el norte de Burgos y Palencia, según
las mismas fuentes.
En el caso de Burgos, se encuentran en
la comarca Odra-Pisuerga, en las inmediaciones de Sasamón donde se encuentran los
restos del denominado poblado del Cerro Castreño.
Los resultados de esta investigación han sido publicados esta semana por
especialistas pertenecientes al Instituto de Arqueología de Mérida; de la
Universidad de Santiago de Compostela; de la University of Exeter; y del
Instituto de Ciencias del Patrimonio del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC).”
Nerón, el anticristo sale de las tinieblas
Artículo de José Segovia, publicado en el Semanal del periódico “El País” la semana pasada.
“Nerón fue mucho más querido por su pueblo y mucho mejor dirigente de lo que se cree. Nuevos estudios lavan su imagen y refutan el carácter diabólico y depravado de este emperador romano.
Si algún personaje histórico de la Roma
imperial ha tenido mala suerte con los cronistas, ese ha sido Nerón. Los
relatos de Cornelio Tácito, Cayo Suetonio y Dion Casio desvelan los asesinatos
que pergeñó el emperador con la ayuda de sus pretorianos, como el de su
hermanastro, el de su madre -con la que supuestamente mantuvo relaciones
sexuales-, el de prominentes miembros de la élite romana y el de dos de sus
esposas (a la segunda, Popea, la mató el propio emperador propinándole una
patada en el estómago cuando estaba embarazada).
Tácito no elude
los detalles tétricos cuando describe la ejecución de Octavia, la primera mujer
de Nerón: «La sujetan con grilletes y le abren las venas de todos los miembros;
y como la sangre, paralizada por el pavor, fluye demasiado lenta, la asfixian en
el calor de un baño hirviendo. Y se añade una crueldad más atroz: su cabeza,
cortada y llevada a la ciudad, fue contemplada por Popea». Esta no podía
imaginar entonces que ella sería la siguiente víctima de su diabólico marido.
Probablemente es uno de los emperadores
romanos peor tratados por la historia. La imagen que se tiene de él por ordenar
el incendio de Roma y culpar a los
cristianos ha quedado en la memoria colectiva como el paradigma de la maldad
humana. La tragedia se produjo el 19 de julio del año 64, cuando se desató un
incendio en las proximidades del Circo Máximo que se expandió hacia el Palatino
y el Celio y destruyó dos tercios de la ciudad. Por sus calles corrió el rumor
de que el fuego había sido provocado por el emperador, cuya intención era
destruir parte de la antigua Roma para obtener terrenos con los que ampliar su
espectacular palacio: la Domus Aurea (‘la casa de oro’). La mentira fue
difundida por los miembros de la aristocracia senatorial hostil a Nerón y
recogida décadas después por los cronistas romanos. Otro rumor aseguraba que el
emperador había sido visto tocando la lira mientras contemplaba extasiado las
gigantescas llamas que consumían la ciudad.
Pero ¿fue tan depravado como contaron sus detractores?
Desde hace unos años ha surgido una corriente historiográfica que sostiene que
fue un emperador muy querido por su pueblo y mucho mejor dirigente de lo que
afirmaron sus críticos. El historiador Eric Varner, de la Universidad de Emory
(Atlanta), asegura que, tras el pavoroso incendio que devastó Roma, el
emperador dispuso fondos económicos para que los damnificados pudieran rehacer
sus hogares y decretó regulaciones para la construcción de nuevos edificios
bajo la dirección de los arquitectos Severo y Céler.
Aunque la mayor parte de los historiadores
contemporáneos cree que el incendio fue accidental, Gerhard Baudy -de la
Universidad alemana de Constanz- ha llegado a sugerir que los verdaderos
culpables de la quema fueron los cristianos, razón por la que el emperador
ordenó perseguirlos y masacrarlos. Según apunta este filólogo alemán, los
dirigentes romanos tenían un motivo preciso para sospechar de los cristianos:
«Una profecía apocalíptica que se había puesto en circulación días antes
predecía la caída de la metrópolis romana a través del Cristo que se revelaba
en el fuego de Sirio». El incendio dio visos de credibilidad a la profecía.
El historiador Tácito describe con mucho detalle las
torturas y ejecuciones de cristianos tras el incendio del año 64. Suetonio
también hace hincapié en el castigo que recibieron los adoradores de «esa nueva
y peligrosa superstición». Lo mismo que el escritor Tertuliano, quien acusó a
Nerón de ser «el primer perseguidor de los cristianos». Si lo que contaron los
cronistas fue cierto, no es de extrañar que los seguidores de Cristo pensaran
que este emperador, el último de la familia Julio-Claudia, era el mismísimo
Anticristo.
No es una coincidencia que los fanáticos de la
cábala aseguren que el equivalente numérico de las letras hebreas que forman
‘César Nerón’ sumen 666, ‘el número de la Bestia’. La relación del número 666
con Satán o con la llegada del Anticristo se ha tratado de imponer a otros
personajes históricos, como Lutero, Napoleón o Hitler.
Pese a todo, Nerón no era el Anticristo que
retrataron los milenaristas ni tampoco el abyecto psicópata que presentaron los
historiadores romanos, cuyos juicios fueron influidos por los senadores y las
familias patricias romanas que lo odiaban y se disputaban su legado. La última
historiadora en sumarse a esta cruzada es Shusma Malik, en cuyo libro The Nero Anticrist refuta la tesis que lo
considera como el perpetrador del Apocalipsis.
Esta historiadora de la Universidad de
Roehampton (Londres) recuerda que el escritor Flavio Josefo, testigo del
reinado de Nerón, fue el primero en hacer notar los prejuicios y mentiras que
circulaban en torno al emperador. «Ha habido muchos que han escrito la historia
de Nerón, muchos de los cuales se han apartado de la verdad de los hechos por
haber recibido favores de él; y otros, debido al odio que les inspiraba, se han
ensañado con su persona con tantas mentiras que merecen ser condenados en
justicia», subraya Josefo.
La historiadora británica Mary Beard señala
que algunos historiadores modernos (como Ettore Paratore o Mario Attilio Levi)
lo han presentado más como una víctima de la propaganda de los Flavios (la
dinastía sucesora de la Julio-Claudia) que como un pirómano que arrasó Roma.
Otro de los grandes defensores de Nerón lo encontramos en Milán en el siglo
XVI. Se trata de Gerolamo Cardano, brillante médico, matemático y astrólogo.
«En su obra Encomium Neronis, el
emperador deja de ser el tirano loco descrito en las páginas de Tácito y de
Suetonio y se convierte en el modelo del optimus
princeps», afirma Malik.
Cuatro años después del incendio de Roma, el
Senado votó a favor de Galba como nuevo gobernante, declarando a Nerón enemigo
público del Imperio. Según el historiador Suetonio, Nerón pronunció sus últimas
palabras mientras su secretario Epafrodito lo ayudaba a cometer suicidio
clavándole un puñal en la garganta. «¡Qué artista muere conmigo!». Con la
llegada al poder de Constantino en el siglo IV, la influencia de los cristianos
creció, lo que a su vez reforzó los ataques a la figura de Nerón, al que
consideraban su primer perseguidor.
El pueblo romano recordó durante mucho tiempo
a Nerón y hubo al menos tres impostores que se hicieron pasar por él. La
noticia de su sorpresivo regreso de entre los muertos debió de influir después
en los milenaristas y en la creencia del Nerón-Anticristo.
Durante la Edad Media surgieron gran cantidad
de herejías y movimientos que rompían la ortodoxia religiosa cristiana.
Basándose en tradiciones judías y sobre todo en el Apocalipsis de San Juan,
estos grupos encontraron en el milenarismo una tabla de salvación a la pobreza
reinante. El milenarismo es la creencia de que el Apocalipsis será seguido por
el gobierno de Cristo durante mil años, al final de los cuales ocurrirá el
juicio final.
En el siglo II, Ireneo de Lyon pensaba que los eventos
pasados se repetían exactamente en el futuro. Por lo tanto, si Nerón fue el
primer perseguidor de los cristianos, también tenía que ser su último verdugo;
es decir, el Anticristo que provocará el final de los días.
También se menciona al emperador-Anticristo en los
Oráculos Sibilinos del siglo II; en sus libros V y VIII, la famosa adivina y
profetisa Sibila vaticina su regreso y el comienzo del final de los días.
Respecto a la imagen de Nerón como psicópata y
pervertido sexual, algunos historiadores recuerdan que es difícil creer que
cualquier personaje histórico haya podido ser tan uniformemente abyecto y
depravado. Incluso en el caso de que él hubiera sido el máximo exponente de la
bacanal romana, muchos historiadores modernos consideran que analizar ese
aspecto de su vida es una trivialidad. En su opinión, lo interesante es
comprobar si contribuyó a reforzar las estructuras del Imperio o si fue un
revolucionario de la cultura, como asegura el estudioso Massimo Fini. La
historiadora Rebecca Benefiel afirma que Nerón estaba más interesado en la
música y el arte que en gobernar.
El perfil psicológico de un Nerón depravado que
representaba la otra cara del cabal emperador Augusto se convirtió en un
arquetipo para futuros emperadores malos. Los cronistas describieron a
Domiciano como «un Nerón sin pelo» y a Cómodo como «más salvaje que Domiciano y
más repugnante que Nerón». Los autores cristianos explotaron esas descripciones
para dar cuerpo a ese emperador romano transmutado en siniestro diablo que
provocaría el final de todo lo conocido. Ese paradigma fue revivido en el siglo
XIX para debatir las ansiedades que provocaban el fin de siglo y las
controversias religiosas. En 1873, el historiador francés Ernest Renan afirmó:
«Nerón es la Bestia. Es el Anticristo». Ahora, los historiadores modernos lo
despojan de esa condición.”
miércoles, 25 de noviembre de 2020
Adriano en La 2
Interesante documental en La2:
https://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-documentales/metamorfosis-adriano/4804404/
domingo, 8 de noviembre de 2020
Hallan los restos de un molino hidráulico romano cerca del cauce del río Argos (Caravaca/Murcia)
Artículo de Juan F. Robles, publicado en el periódico “La Verdad” de Murcia, publicado el 8 de noviembre 2020.
Las
directoras de la excavación, Juana María Marín y María Belén Sánchez, han
contado con la colaboración de otras dos arqueólogas, María Jesús Sánchez y Ana
Isabel García, y con el asesoramiento científico del arqueólogo municipal,
Francisco Brotóns. Los trabajos arqueológicos de campo han durado más de un año
y se ha contado con un equipo multidisciplinar formado por diez peones y otros
profesionales y especialistas universitarios. Marín y Sánchez explican que «el
molino ha quedado protegido y cubierto por debajo de las nuevas instalaciones
como mejor modo de conservación para los restos, tras el estudio de viabilidad
por parte de la Dirección General de Bienes Culturales, el Servicio Municipal
de Arqueología y la dirección técnica de la excavación, no sin antes haber
procedido a la realización de una reconstrucción virtual en 3D que permite la
visualización completa del yacimiento, una documentación fotogramétrica en
detalle, un vídeo de recreación histórica y diversos análisis que nos ayudarán
a completar el estudio del molino».
Los hallazgos corresponden
a diferentes épocas. Los más antiguos son de época ibérica y aparecieron en la
parte más próxima a la carretera de Granada; se trata de varias fosas excavadas
en el subsuelo. En la zona opuesta apareció una necrópolis bajoimperial con 16
tumbas alineadas en batería, de las cuales se excavaron la mitad, dejando el
resto para reserva arqueológica. Al sudeste del solar se encontraron varios
silos de almacenamiento y fosas de desecho de época medieval fechadas entre los
siglos VII y XIII.
«Pero, sin duda», afirman
las directoras de la excavación, «los restos más importantes son los del molino
hidráulico de época romana, una instalación única que cruza en dirección
noroeste-sudeste todo el solar».
Este molino romano es el
primero que se ha excavado y documentado en la península ibérica, y conserva
todos sus elementos estructurales: el canal de alimentación, la caja de la
noria, el pozo de los engranajes que albergaba la maquinaria, los canales de
evacuación de aguas y dos edificios que daban servicio a toda la actividad de
molienda. Marín y Sánchez precisan que «la presencia de este molino, junto a
más de una decena de restos romanos documentados en las proximidades del río
Argos, como la almazara de la Fuente de la Teja, los restos de Santa Inés y
Casa Aroca, confirman un importante poblamiento en esta época. Es sin duda un
hallazgo excepcional a nivel arqueológico, que sitúa a Caravaca de la Cruz en
primera línea de la investigación sobre molinos hidráulicos en el Imperio
Romano; tal es su importancia que ha sido visitado, en calidad técnica, por
especialistas de la talla del doctor Robert Spain, del Imperial College de
Londres, toda una autoridad gracias a sus valiosas investigaciones sobre
molinería hidráulica romana en toda Europa».
Divulgación
Tras las labores de campo,
ya se han iniciado los trabajos de laboratorio, que consisten en el lavado y
estudio de los materiales recuperados durante la excavación, la preparación de
muestras para análisis de carbono-14, estudios palinológicos y de
carbonataciones, y procesamiento y digitalización de la abundante documentación
recogida. «Con todos estos trabajos», informan, «y el estudio de la
bibliografía sobre ingeniería hidráulica romana del resto de Europa, daremos
explicación al funcionamiento del molino y determinaremos con mayor precisión
su contexto histórico y arqueológico en Caravaca de la Cruz; con este trabajo
no solo pretendemos llegar a ámbitos científicos, sino que nos hemos marcado
también como objetivo su difusión a nivel general, dando a conocer de una forma
más didáctica cómo era la vida cotidiana de la Caravaca romana».”
jueves, 22 de octubre de 2020
Pilar de La Horadada (Alicante) impulsa la investigación en el enclave romano de THIAR
Artículo de D. Pamiés publicado en el diario “INFORMACIÓN” de Alicante el pasado 18/10/20.
“La
concejalía de Cultura, en la línea de recuperar el patrimonio arqueológico de
Pilar de la Horadada para fomentar su perdurabilidad, y «manifestar la seña de
identidad verdadera del municipio» ha iniciado el proyecto de recuperación de
un yacimiento. Se trata de una extensión superior a 31.000 metros cuadrados
situada en Cañada de Praes, uno de los barrios al oeste de Pilar de la Horadada,
camino de Pinar de Campoverde y Sierra Escalona.
El alcalde
José María Pérez, acompañado del delegado de cultura Darío Quesada, han
comenzado a supervisar las labores de limpieza del terreno «para que nuestra
sociedad disfrute de nuestro pasado histórico», según recoge un comunicado de
prensa del Ayuntamiento.
En el
yacimiento arqueológico de Cañada de Praes, conocido como Thiar, se han
realizado dos campañas de excavación, la primera se abordó en el año 1999, y la
última se desarrolló durante el año 2005. Estas labores han puesto de
manifiesto la importancia de la ocupación romana en este municipio desde el
siglo I A.C, mediante un especial enclave que presenta un área exclusiva de
fabricación de cerámica, cuya producción se extendía por el eje comercial
terrestre que presentaba la Vía Augusta y el marítimo que ofrece nuestra costa.
Un yacimiento único en el litoral español, situado estratégicamente junto a la
ruta comercial entre Cartago Nova (Cartagena) e Illici (Elche).
Del estudio
de la última excavación se pudo deducir que los restos corresponden a una
importantísima instalación industrial romana de alfarería.Los terrenos sobre
los que se asienta el yacimiento, la finca de Los Picos, fueron cedidos al
Ayuntamiento por su propietaria, Solange Zibermann Sempere en 2011. Estaban
protegidos por el PGOU desde 2002. Algunos arqueólogos reconocen en las
inmediaciones de los restos del antiguo convento de San Ginés en la Dehesa de
Campoamor, entre Pilar y Orihuela, vestigios de la Vía Augusta."
domingo, 18 de octubre de 2020
Musealizarán los restos romanos del Centro de Monteagudo (Murcia)
Parte del artículo de R.D.C. publicado el 16/10/10 en el periódico “La Verdad” de Murcia.
“El
Ayuntamiento de Murcia ha aprobado en la Junta de Gobierno de este viernes la adjudicación,
mediante procedimiento abierto, de las obras relativas a la restauración y
musealización de los restos romanos del Centro de Visitantes de Monteagudo.
Las
obras, promovidas por la Concejalía de Pedanías y Barrios que dirige Marco
Antonio Fernández, corresponden a una primera fase del proyecto, el cual
supondrá una inversión de 65.696 euros y un plazo de ejecución de 2 meses.
En
el entorno del Centro de Visitantes de Monteagudo se conservan protegidos bajo
pavimento unos restos de cronología romana que ocupan una extensión de casi 300
metros cuadrados. Las excavaciones realizadas en los últimos años indican que
la mayor parte del espacio de la actual plaza estaba urbanizada en el primer
cuarto del siglo I d.C., con una calzada principal y otras de menor entidad, en
torno a las cuales, se encuentran una serie de edificios, cuyas plantas se
conservan perfectamente.
Los
objetivos del proyecto implican la exhumación con metodología arqueológica de
las estructuras romanas protegidas, recuperación y restauración de las mismas y
su conservación al aire libre, así como la puesta en valor y musealización de
las estructuras. Además, se va a adecuar el itinerario de visita, con la
utilización de materiales que perduren a la intemperie, así como la recuperación
de los espacios adyacentes a los restos.
(…)”
lunes, 12 de octubre de 2020
El octógono que protegían los dioses
Artículo de Vicente G. Olaya, publicado por el periódico “EL PAÍS” el 12 de octubre 2020.
“La versión más romántica de su descubrimiento habla de un agricultor que halló en sus tierras de Valdetorres del Jarama (Madrid) en 1978 una escultura de mármol negro del dios Tritón —mitad hombre, mitad pez— y se la entregó al Museo Arqueológico Nacional (donde hoy en día sigue), institución que, dado el impresionante hallazgo, se puso a excavar la villa romana que había escupido la divina figura. La otra versión, menos idealista, es que una excavadora se llevó por delante parte de la edificación cuando abría un camino hacia el cercano río Jarama y así se encontró el edificio.
Sea cual sea lo cierto, la realidad es que tanto la Comunidad de Madrid como el
Ayuntamiento quieren incluir la edificación en el Plan de Yacimientos Visitables y
colocar reproducciones de las pinturas, estatuas y columnas que adornaban la
única villa romana octogonal de España. En la última campaña arqueológica, que
finalizó hace unos días, se han hallado nuevos suelos y cerámicas del reinado del
emperador Teodosio I El Grande
(347-395), que es el periodo en el que se levantó esta construcción de 2.200
metros cuadrados visibles de momento.
La villa, hoy en día, está alejada del Jarama,
pero en siglo IV sus moradores veían perfectamente bajar las aguas del río
desde los soportales que la rodeaban. Miguel Ángel López Marcos, director
de las excavaciones, recuerda que “cuando fue construida, el río ocupaba toda
la vega, y dominaba un paisaje espectacular que era paso obligado entre las
importantes ciudades de Complutum y Talamanca”. Sin embargo,
con la construcción del embalse del Pontón de la Oliva, durante el
reinado de Isabel II, el caudal se redujo drásticamente, y el cauce se fue
alejando de la villa, “lo que desvirtúa su imagen real”.
Pero si lo que es visible no refleja la villa
real, ¿cómo era? López Marcos se lo pregunta, teniendo en cuenta que no se han
hallado aún ni las cocinas, ni las termas, ni las dependencias de la
servidumbre, ni los establos o los almacenes. Y es que las villas romanas no eran unas casas aisladas en mitad del
campo, como parece indicar su nombre, sino que se asemejaban más a una
explotación agrícola y ganadera. Eran propiedad de un gran señor (dominus)
y rodeadas de una gran extensión de terreno (fundus). Se las conocía
como urbes in rure (ciudades en el campo), una especie de pequeña
localidad para la diversión del dueño y de sus amistades y para el negocio
agroalimentario de la época.
De hecho, en las primeras excavaciones se
localizaron restos de esculturas, marfiles, bronces, cuchillos o cerámicas, lo
que da idea del poder económico del dominus. De momento, lo que se
conoce es que se trata de edificio octogonal con un patio de la misma geometría
“y un peristilo distribuidor para las diversas estancias, como habitaciones (cubiculum),
comedores o salones (oecus)”, detalla el arqueólogo. El pasillo, además,
estaba cubierto por soportales sustentados por columnas y arcos de medio punto.
Pero todo fue expoliado a partir de la época visigoda y el edificio entró en el
más absoluto abandono.
No obstante, las excavaciones que se llevaron a cabo
en los años ochenta del siglo XX lograron salvar estatuas, columnas y pinturas,
que fueron depositadas en almacenes y museos, pero de esta forma la villa —ya
muy dañada— quedó totalmente “desnuda”.
El plan de los arqueólogos actuales consiste en
realizar réplicas y reproducciones en resinas y materiales hidrófugos, de forma
que se “puedan devolver los elementos perdidos y así recupere la visión
didáctica que debe tener para hacerse comprensible al visitante”, asevera López
Marcos. “El objetivo es impulsar el turismo arqueológico de la zona” y que los
dioses Esculapio —el de la Medicina— y Tritón, aunque sea en forma de réplica,
vuelvan a ocupar el patio que presidían en una gran villa romana octogonal
única.”
El mapa de Agripa
Copio este archivo (https://orbisterrarumgeografiaromana.blogspot.com/p/el-mapa-de-agripa.html?m=1) porque tengo una especial admiración por Agripa (Marco Vipsanio Agripa) y todo lo que ha realizado a lo largo de su vida. (Por cierto, ¿existe algún libro dedicado a esta personalidad?
" Agripa ordenó la construcción de un
mapamundi en una zona a las afueras de Roma que se estaba urbanizando con
grandes monumentos. El mapa era la consecuencia del vasto programa de
exploraciones que había organizado Augusto sobre todo el mundo con fines
estratégicos. Se realizó en el Campo de Marte. Allí, en el lado Oeste, Agripa
construyó el Pórtico de Vipsania, llamado así en honor a su hermana. Fue
acabado e inaugurado el año 7 a. de C. por Augusto cuando el propio Agripa ya
había muerto. Se extendía a lo largo de la vía Lata entre el Aqua Virgo (al
Sur) y la vía Claudia (al Norte) por espacio de 370 metros de largo por 45
metros de ancho. Estaba cercano al Panteón que el propio Agripa había
construido y constituía un delicioso parque y el paseo favorito de los romanos.
Podéis haceros una idea de la forma de este Pórtico visitando esta página de la
que hemos extraído estos datos: http://www.quondam.com/28/2897.htm
Pues bien, en este pórtico es donde Agripa levantó su famoso
mapa. En el inicio de su tarea nuestro autor no contaba con un modelo de mapa
romano del mundo conocido o con una tradición asentada, como dice A.
García-Toraño (Geógrafos Latinos Menores, Gredos, 2002, p. 86).
Agripa describió su mapa en su obra Corografía de la que
solo nos han quedado los fragmentos recogidos por Estrabón, Plinio y un par de
tratados tardíos. Lo más probable es que estuviera grabado en piedra o en
bronce. Tampoco conocemos su nombre, pero podemos llamarlo Orbis Terrarum
pues pretendía representar todo el mundo conocido. Solo podemos hablar de
conjeturas. Lo más probable es que tuviera forma de clámide
(rectangular-ovalada), siguiendo el modelo de Eratóstenes. Esto es lo que
sugiere Estrabón al hablar de la forma del orbe habitado (Estrabón, Geografía 5, 14).
García-Toraño sugiere que el mapa redondo
jonio no se adapta a las pretensiones del mapa de Agripa: por un lado era ya un
modelo caduco (aunque retorne en la Edad Media) y por otro no permitía
consignar todos los nombres y leyendas en el interior del mismo (Ibid.,
p. 90-91).
La exactitud de las mediciones del mapa de
Agripa superan a las de cualquier otro autor de la Antigüedad. Así lo demuestra
el ejemplo de las distintas mediciones de la isla de Gran Bretaña entre las que
cuales las de Agripa son las más precisas, según el esquema inferior:
Plinio añade que, en el mapa de Agripa, la
tierra está compuesta por tan solo tres continentes: Europa, Asia y África.
Éstos están situados alrededor del mar Mediterráneo: África a la derecha, a la
izquierda Europa y entre las dos Asia, teniendo en cuenta, como límites, dos
ríos: el Tanais (río Don) y el Nilo.
García-Toraño, a este respecto, sugiere la posibilidad de que el mapa se
expusiera en tres paredes diferentes: en la de enfrente estaría Asia, en la de
la izquierda Europa y en la de la derecha, África. De esta forma el espectador
entraría en el mapa como quien atraviesa las Columnas de Hércules y se
encontraría contemplando el mundo conocido desde el Mediterráneo
(García-Toraño, p. 91). Esta disposición es la que sugiere Plinio (Historia
Natural III 1, 3).
El mapa de Agripa
tenía la finalidad de convertir a Roma en el centro del mundo, sucediendo a
Delfos y Rodas (García-Toraño, p. 92).
Los mapas, siguiendo el modelo de Agripa, se pusieron de moda en todo el
Imperio como demuestran los textos de Teodosio acerca de un ejemplar en
Constantinopla (Anónimo, División de la esfera terrestre, 27) y de la escuela de Augustodunum (Geographi Latini, ed. R.A.B. Mynors, Oxford 1964).
En el mapa medieval de la catedral de Hereford
(al oeste de Inglaterra) datado hacia 1300, aparece el nombre de Agripa,
¿es un descendiente del mapa de Agripa? Quizá pueda serlo de un antecesor
suyo: el mapa de César que, según J. Honorio (Cosmografía 1-7) o el
Pseudo-Ético encargó a cuatro geógrafos (Fuente: Molina
Marín, "Imperio y Cartografía en la época imperial romana",
2010, p 252:"
lunes, 17 de agosto de 2020
El Museo del Foro recupera dos piezas de gran valor del Arqueológico Nacional
Artículo
publicado el 12 de agosto en el periódico “La Verdad” en su publicación de
Cartagena.
“Dos
pedestales honoríficos que desde el siglo XIX estaban custodiados en el Museo
Arqueológico Nacional de Madrid han sido recuperados y depositados esta semana
en las instalaciones del nuevo Museo del Foro Romano. Las piezas, de
gran valor histórico y sus inscripciones en piedra caliza, estaban encastrados
en los muros del Castillo de la Concepción.
En
1886, durante la demolición de la fortaleza fueron extraídos y trasladados al
museo nacional, institución en cuyos fondos han permanecido hasta hace unos días.
Según fuentes municipales, ambos pedestales proceden del programa de homenajes
colocados en el Foro de la colonia romana de Carthago Nova, de donde proceden
pedestales de similar tipología. Los dos están fechados a finales del siglo
I antes de Cristo y a inicios del I después de Cristo.
Por
esta razón, según explicó la alcaldesa, Ana Belén Castejón, ayer, «el
Ayuntamiento solicitó hace unos meses su regreso a la ciudad portuaria y su
depósito en el Museo del Foro Romano Molinete, donde serán expuestos en
el Lapidario que exhibe una colección de material arquitectónico y epigráfico
procedente del foro y del cercanos Santuario de Isis».
El
primero de ellos pudo alzarse en homenaje al magistrado Lucius Bennius,
que fue praefectus Imperatoris Caesaris y que aparece citado en las
acuñaciones monetales de la colonia hacia el año 14 antes de Cristo, según las
mismas fuentes. Bennius contribuyó a financiar diversas obras públicas, entre
ellas las parte del pavimento del foro u otro edificio adyacente.
El
segundo pedestal fue dedicado al futuro emperador Tiberio antes de su adopción
por parte del emperador Augusto, seguramente con ocasión de su nombramiento
como patrono de Carthago Nova. En consecuencia puede fecharse entre los años
12 y 6 antes de Cristo.
El
traslado de los pedestales desde Madrid a Cartagena fue realizado por una
empresa especializada en transportes de obras de arte. A su llegada a la ciudad
portuaria fueron recogidos y custodiados por personal técnico del Ayuntamiento
y del Parque Arqueológico del Molinete.
En
los próximos días serán sometidos a un último tratamiento conservativo y,
posteriormente, serán colocados en los pedestales dispuestos a tal efecto en el
lapidario del museo. Todas estas actuaciones han estado coordinadas por la
Dirección General de Proyectos Estratégicos de Patrimonio Histórico-Artístico y
Cultural del Ayuntamiento.
Con
este depósito, «Cartagena recupera dos joyas de su patrimonio, que próximamente
podrán ser disfrutadas por todos sus ciudadanos y quienes nos visiten», agregó
Castejón.”
jueves, 13 de agosto de 2020
El misterio del Tesoro de Tomares
Artículo de Julen Berrueta, publicado el
13 de agosto de 2020 en el periódico “El Español”.
“Hay veces en las que las casualidades
desembocan en descubrimientos de un valor incalculable. En mayo de 2016, bajo
el caluroso sol sevillano, unos operarios trabajaban en el acondicionamiento
del Olivar del Zaudín cuando de pronto la pala de su
máquina de excavación arrastró parte del conjunto de 19 ánforas que contenían 53.208 monedas romanas.
El Tesoro de Tomares, así se denominó el
hallazgo, fue calificado por la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía
como un descubrimiento de un "valor histórico incalculable".
La tasación material, por otra parte, estimó que el descubrimiento tenía un
valor económico de 468.230. Asimismo, los trabajadores que encontraron las
ánforas fueron recompensados con 125.000 euros.
Inmediatamente después, las ánforas, de
las cuales 9 se encontraban intactas, fueron examinadas por expertos en el
ámbito de la historia y la arqueología. Se demostró que la importancia del
tesoro no radicaba únicamente en la gran cantidad de monedas —es, hasta el
momento, el mayor tesoro de monedas romanas de España—, sino que
también arrojaba luz sobre la crisis y descomposición del Imperio
romano.
Analizadas mediante vídeo-endoscopia con
una sonda de cuatro milímetros de ancho, los estudios aseguran que las monedas
fueron acuñadas entre los años 294 y 310 d.C., y guardadas en el primer tercio del siglo IV bajo un suelo del siglo
III. ¿Quién pudo haber guardado todas esas monedas? Es una de las
incógnitas que tratan de descifrar los expertos. Las excavaciones han sacado a
la luz que allá donde se encontraban las ánforas restos del sótano de un
almacén construido alrededor del siglo III.
Lo común por aquel entonces no eran las
monedas de oro o de plata. Solían ser, como ocurre en este caso también, de
bronce o de cobre. De esta manera, a partir de este tesoro los expertos pueden
extraer información de la vida cotidiana de los romanos, estudiando el flujo
económico y comercial de la Península Ibérica con otros territorios romanos. Y
es que, se conoce que muchas de ellas fueron acuñadas en la Galia y en
Britania. Posteriormente, por las dinámicas comerciales, llegaron hasta
Hispania.
Maximiano, Constancio I, Diocleciano o Galerio son algunos de los rostros que se aprecian
en estas monedas de entre 8 y 10 gramos de peso. La enorme riqueza que
concentraban estas 19 ánforas con 53.000 monedas en su interior contrastaba con
la crisis que acababan de superar en aquel momento en Roma. Esta crisis,
conocida también como "anarquía militar", comprendía un espacio
temporal de 50 años, desde la muerte del emperador Alejandro Severo, en el
año 235, y el ascenso de Diocleciano al trono del Imperio, en el año 284.
En ese período de tiempo, los pueblos colindantes ejercieron una gran presión sobre Roma, y
el comercio y la economía entró en decadencia. Parecía que los
gloriosos años del Imperio romano habían llegado a su fin. En el este, Zenobia convirtió
Palmira en una Atenas oriental atrayendo a intelectuales griegos a su corte,
e invadió las provincias romanas vecinas, conquistando Alejandría en el año
270. Al oeste, Hispania pasó a formar del efímero Imperio galo.
La fecha en la que los expertos datan el
tesoro coincide justo con el final de aquel tenso declive del Imperio.
Diocleciano realizó diversos cambios políticos, jurídicos y económicos para
revertir la situación. Inició una gran persecución hacia los cristianos e
instituyó un colegio imperial de cuatro emperadores.
El hecho es que, al precio que fuera,
Diocleciano mantuvo el orden del Imperio, al menos durante un tiempo. No
obstante, en el año 305, tal y como refleja el catedrático Tony Spawforth
en Una nueva historia del
mundo clásico (Crítica), "hizo algo sin precedentes en
los anales del gobierno imperial: abdicó. Debido a su mala salud, se retiró a
un palacio fortificado que se había construido en la que ahora es Split, en
Croacia, y murió en su cama unos siete años después".
Sin su presencia dominante, el nuevo
sistema de poder compartido degeneró en una nueva guerra civil y Roma volvía
estar a las puertas de una nueva crisis. En esta tensa atmósfera, el dueño del
Tesoro de Tomares debió esconder las monedas en ánforas de aceite para regresar
a por ellas en el momento indicado. "Estaban colocadas todas juntas, en
posición vertical, y seguramente con alguna tapa o sello en la boca del
recipiente, que aún no se ha podido documentar", explica el informe
elaborado para la exposición Descubriendo el Tesoro de
Tomares.
De Sevilla a Tomares
El dueño de aquellas monedas jamás
volvió a por ellas y no se sabe qué pudo haber ocurrido con él. El tesoro quedó
en el olvido y el almacén en el que se encontraba fue arrasado hasta sus
cimientos, entre la segunda mitad del siglo V y los inicios del siglo VI.
No se sabría nada acerca de ellas hasta
que las obras del Olivar del Zaudín harían emerger las monedas de forma
accidental. Desde entonces, el Tesoro de Tomares se ha encontrado el Museo
Arqueológico de Sevilla, donde los investigadores han continuado analizando uno
de los hallazgos romanos más importantes de los últimos años.
Por otra parte, en junio de este años se
ha materializado al fin la expropiación de la Hacienda Montefuerte. El
edificio, del siglo XVII y con 450 metros cuadrados de espacio, se transformará
en el Centro Cultural Montefuerte y se espera que el
Tesoro de Tomares se traslade allí una vez abra sus puertas.”